Motivaciones de la directora. Pensar en un lugar viejo me remite inevitablemente a la nostalgia. Soy víctima y padezco todos los clichés melosos que añoran el pasado ausente. Trato de encontrar la razón por la cual me gusta amar un pasado con el que ni siquiera conviví. Busco en mi historia las razones. Posibles anécdotas mil veces contadas por mis padres y abuelos: todas llevan siempre la idea de compartir un recuerdo. Una vez un profesor de historia del arte nos dijo en el colegio que "la historia es presente", cada vez que contamos algo que pasó, lo traemos por un rato a nuestro tiempo. Son nuestros mitos. El mito puede llegar a recorrernos las entrañas si en lugar de una historia que se advierte en calidad de recuerdo, nos topamos por la calle con un lugar antiguo. Creo que en ese momento, si ponemos voluntad y nos esforzamos, podemos hacer que ese lugar abandonado nos cuente algo; y entonces sin pedir permiso viene por un instante a ocupar lugar en el presente. Soy